Ella está despierta. Se encuentra en el marco de la ventana, mirando a través de ella. ¡Qué raro! Parece que nunca ha visto esto antes. Busca algo entre los edificios, pero Ken ni siquiera sabe en qué zona de Manhattan están. Le mira.
-¡Estás despierta! ¿Por qué miras por la ventana? -está demasiado adormilado como para mantener las formas.
No responde. ¿Qué le habrá hecho?
Pasan unos instantes antes de que ella se incorpore, mire hacia la cama y encuentre sus pantalones, que se pone a una velocidad increíble. Se deja los zapatos y huye. La puerta se cierra causando un estrépito horrendo. ¿Quién cojones es esta tía? ¿Por qué se escapa de su casa? Demasiadas preguntas para el pobre tío fortachón, que vuelve a dormirse sobre sus sábanas de algodón, sintiendo sus brazos abrazarle de nuevo, como ayer por la noche. ¡Qué cursi!
