Barbie y un trabajo

En cuanto Barbie salió del local, soltó al hombre y trató de correr calle abajo, pero este le cogió la muñeca y examinó su rostro.
-¡Suélteme!- gritó Barbie mientras trataba de zafarse.
-¡Tú eres la chica que vi desde la ofincina!- Barbie no sabía que la sorprendía más: el hecho de que la hubiese reconocido o que el hombre hablase español.
-¿Y que si lo soy?- preguntó ella con desconfianza. Aún trataba de soltarse, pero el hombre la sujetaba férreamente por la muñeca.
El hombre pareció desconcertado por la ferocidad de Barbie. Vio que trataba de soltarse de su mano y le dijo:
-Hagamos un trato: yo te suelto y tú no huyes, ¿de acuerdo?
Barbie asintió lentamente. ¿Qué otra cosa podía hacer? El hombre aflojó despacio la presión sobre el brazo. Ella se quedó donde estaba, esperando a que el desconocido dijese algo.
-¿Eres de por aquí?- el empresario trataba de entablar conversación torpemente.
- No. Yo soy de Madrid de toda la vida - se dijo ella.
-¿Cómo te llamas?- preguntó el hombre.
La desconfianza aún no había desaparecido de la mirada de Barbie.
-Bárbara- respondió. -¿Y usted?
-Soy Mark.- dijo el hombre. Y de pronto se le ocurrió una idea.
- Dime Bárbara, ¿te gustaría trabajar en mi empresa?- Barbie estaba confusa. ¿Para eso no hacía falta un título o algo así? Ella ni siquiera había hecho el Bachillerato.
- Serías mi secretaria durante unas horas al día. Esta bien pagado y no queda muy lejos. La única condición es que sepas hablar inglés. ¿Te interesa?
Barbie sonrió.
- De acuerdo, pero como ya nos conocemos podríamos dejar las formalidades a un lado y podría empezar ya, ¿Verdad?- al hablar Barbie se había ido acercando a Mark, hasta estar literalmente casi colgada de su corbata.
-Por... por supuesto- tragó saliva.- Te enseñaré las oficinas.- Barbie volvió a sonreír, satisfecha. Con un trabajo seguro que Felix tenía menos oportunidades de encontrarla.
Además, las secretarias solo tenían que coger el teléfono.