Barbie termina la jornada sin fichar


El teléfono sonó de nuevo. Una pequeña pantallita parecía haber reconocido el número, porque en lugar de los dígitos de este, se podía leer "William" en letras verdes. "Vaya", pensó Barbie. "Tal vez deba preguntar por este nombre". Cogió el teléfono, con un poco más de confianza, y preguntó con voz firme:
-¿William?
Al otro lado tan sólo se escuchaba una respiración entrecortada y el ruido de los coches que corrían prisa por llegar a su destino.
-Hello? William, are yu der
-Oh, yes, I am -dijo al otro lado.
Qué extraño... Algo en esa voz le resultaba familiar.
-William, what can I jelp yu? -dijo Barbie retomando las tarjetitas de nuevo, ya que su escaso vocabulario anglicano se había terminado con el "there" mal pronunciado.
-Who I'm talking with, pleaseAre you Mark's secretary? -Barbie no le entendió, pero supo que la persona al otro lado del teléfono estaba, si cabe, aún más perdida que ella.
Barbie buscó entre las tarjetas lo más rápido posible, haciendo un ruido espantoso y tirando al suelo un bote con lápices sin estrenar. Al final, encontró una buena:

Barbie apretó la tecla que marcaba la tarjeta, y en la pantallita aparecieron tres opciones posibles. Unos minutos después consiguió que una tal Marline cogiera el recado.
El día pasó sin incidencias, y pronto fueron las nueve. Al salir del edificio, se dio cuenta de que no tenía dónde pasar la noche. Pensó en volver al burdel, pero pronto recordó que había escapado de allí porque Felix la buscaba furioso. Se sentó en un banco. Miró sus pies descalzos y los cruzó. Nunca supo en qué momento, pero se durmió.

-We've got her! -Felix casi se lo gritó al oído... pero ella no se despertó.