Barbie en la ciudad

Cayó más dolorosamente de lo que había esperado. Se levantó y al ver sus pies descalzos busco con la mirada sus preciados tacones de Prada, pero recordó que los había dejado en la habitación del  Ken, de quien seguía sin recordar nada. Miró a su alrededor. No lograba encontrar la avenida e Madrid por ninguna parte, así que se puso a caminar. Un cuarto de hora después nuestra barbie aún no se había dado cuenta de donde estaba.
Miró de nuevo a su alrededor: aquellos rascacielos no cuadraban con lo que ella recordaba. Siguió mirando con expresión perdida hasta que un coche se le acercó:
-¿Te llevo a algún lado, guapa?- preguntó el conductor, de unos cuarenta años.
La chica no lo dudó. Entró en el coche y cerró la puerta con fuerza.
Arrancó, con ella dentro.